Buenas tardes a todos. Debo daros una buena noticia a todos, y no, no es que he encontrado trabajo. Se trata de un tema de salud. Me han dado de alta en mi terapia visual que comencé hace tres meses por un problema de estrés ocular. Y ustedes dirán, y ¿qué tiene que ver esto con el paro? Pues ahora lo comento.
Cuando me despidieron en diciembre pensé que no encontraría un trabajo con peores condiciones laborales. Pensé: seguro que cobro más, seguro que se me reconoce mi categoría profesional, seguro que tengo un jefe mejor… Todas esas cosas eran las que yo me decía para animarme. Y lo cierto es que encontré otro trabajo, relativamente rápido, pero con peores condiciones aún, lo que me costó la salud.
Cuando uno va a una entrevista de trabajo sólo tiene en mente TRABAJAR, no importa demasiado el salario, el horario ni las condiciones físicas del lugar del trabajo. Con un sí a todo en una situación económica como la que estamos viviendo en España hoy en día lo que conseguimos es EXPLOTACIÓN. Y ese fue mi caso.
Con un contrato de media jornada pero que se convierten en 11, 12 o más, con una oficina donde no hay aire acondicionado, donde de las paredes caían trozos de resina manchando equipos, ropa y cualquier objeto. Trabajar con luz directa sobre el monitor del ordenador, cobrando en negro… Todo, además, con presión. Intentando escapar a las 8 de la tarde en un momento en el que el jefe u otros responsables estaban despistados y abrir la puerta y que estén allí fumando y tener que poner excusas para poder irte… Otros días, cuando creía que me había librado, se escuchaba un grito: «¿A dónde vas?, ¿Qué vas a hacer a estas horas?»
A los cuatro meses de estar allí, por la tarde, perdí la visión de un ojo durante algunas horas, me asusté mucho y fui al hospital. Diagnóstico: estrés ocular. Al día siguiente fui al óptico y confirmó el problema y comenzamos la terapia visual, que ha durado 3 meses y que me ha supuesto justo lo que necesitaba.
Pienso en la de personas que sufren estrés laboral: dermatitis, caída de cabello, tics… Ciertamente existen hoy en día normas y leyes para que los trabajadores puedan ejercer su profesión de manera digna y el no cumplirlas conlleva una pérdida de productividad, pese a quien le pese. Asumo mi responsabilidad de haber aceptado ese trabajo con esas condiciones y lo peor es que creo que aún no estoy preparada para decir NO a un trabajo.
Como yo, supongo, hay muchas más personas están en el paro, y hay otras que, trabajando, viven un infierno.
Diario de una treintañera en paro 